lunes, 5 de septiembre de 2011

EL MILITANTE

Compañeros, quiero hacerles llegar un texto que encontré entre papeles de militancia de mis viejos que realmente vale la pena leer. Retrata de forma justa lo que significa ser “militante” cuando uno siente nuestro Movimiento no como un simple partido político sino como una forma de vida. Espero que les guste.

Él no está por un interés comercial. Él no se alquila. Él cumple, sencillamente cumple. Él sabe lo que es volver de madrugada, llevando encima el “popurrí” colorinche de mil gotas de pintura. A él alguna vez le dolieron las manos arrugadas de engrudo, cuando el frío salió con él, y se mantuvo firme a su lado, a lo largo de la pegatina. Él volvió y suele volver tarde, cuando los chicos duermen, cuando ella (su compañera, esposa o madre) lo está esperando con el plato de humilde guiso caliente y el beso reparador. Y él también sabe, de a ratos, lo que es comer solo, porque “bueno…ya es tarde y no vale la pena, quedáte en la cama que yo como y ya voy”. Él, a veces, regresa temprano y los vecinos se asombran de verlo, lo miran y lo señalan con el dedo: “ahí va el peronista”, dicen. Y lo que ahí va no es solamente “el peronista”, sino además, “EL MILITANTE”. Él habla de política en todas partes. Él es el que vende rifas y el que te invita a una peña, él es el que te convoca a una charla de doctrina y el que a veces hasta te aburre y lo ves como un personaje aunque él no quiera serlo. EL MILITANTE defiende el Peronismo en todas partes, en todo momento. Sabe que tal dirigente “es un chanta” y lo afirma, en la Unidad Básica, en el Sindicato, cuando habla con otro peronista. Pero, atención, en las reuniones familiares, por ejemplo, o en el colectivo, o en cualquier lugar que “un contra” le critica a ese dirigente, empuña la espada y pelea, pelea y lo defiende como si fuera su hermano, y lo hace porque de esa manera está defendiendo al Peronismo. Al “contra” poco le importan nuestros dirigentes, lo que “le duele” es el Peronismo. EL MILITANTE es una mezcla de abeja y de juglar, que trabaja a veces en voz alta y a veces en silencio, narrando historias, organizando algo, arrimando su granito de arena a la gran construcción de nuestra Patria. Él todo lo hace por amor. Él quiere que su pibe se llame Juan Domingo por amor al General, y a su piba le puso María Eva por amor a Ella. Sí, EL MILITANTE todo lo hace por amor. Y él sabe de ingratitud. A él lo acusan: “vos andas detrás de algo”, “dale, ¿en qué curro andas?”, “Y… ¿te acomodaste?”. Y él no responde. Sigue con bronca, y a veces enojado, porque él no quiere nada, él no persigue nada “raro”, es más, él suele perder si de guita se trata. Él es el que compra las rifas que faltan vender, paga el café, viaja, paga el colectivo, si es necesario hasta pierde las horas extras en el laburo, él es el que pone para “sacar un volante”, pagar las brochas, la cal o el “negro humo”, para pagar el alquiler de la U.B., y si alguien lo “pecha”, saca y da. EL MILITANTE es el arquetipo del voluntario, es como el hornero: canta y trabaja, construye y canta…
Cuando llame a su casa o lo vea en la mesa, recíbalo con alegría. Cuando lo vea por la calle no pase indiferente, EL MILITANTE necesita de su afecto, porque aunque él no especula, y aunque él no lo demuestre, a veces se siente solo, como usted ¿vió?, y si bien ya sabe que usted lo quiere, necesita además un “cachito” de su afecto. Y que de vez en cuando, además de quererlo, usted compañero…se lo diga…